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Pedirle a
Skinner que por fin me ponga ese despacho que me prometió.
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Intentar que
Diana Fowley me caiga un poco mejor.
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Comprarme otro
perro.
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Evitar a toda
costa las naves alienígenas y los implantes en la nuca.
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Evitar que
Mulder vuelva a chafarme las navidades otra vez.
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Intentar no
salir con el hombre equivocado.
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Apoyar las
teorías de Mulder de vez en cuando.
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Desconectar el
teléfono por la noche para poder dormir sin que Mulder me
despierte con algún caso paranormal.
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Quitarme el
dichoso tatuaje de la espalda.
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Intentar que
los fines de semana sean realmente días de descanso.
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Desconectar el
móvil cuando estoy en casa con la familia.
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Cambiar el nº
de teléfono (a ver si así Frohicke me deja en paz).
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Exigirle a
Skinner que si no me va a poner ese despacho, al menos me
ponga un escritorio.
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Variar un poco
el clásico conjunto de blusa blanca y traje negro por algo
un poco más colorista.
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No ser tan
esceptica.
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Darle una
oportunidad a Frohicke (en el caso de que el mundo sea
invadido por los alienígenas y sea el último hombre sobre la
faz de la tierra).
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Intentar que
Bill y Mulder se hagan amigos.
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Dejar de tomar
polén de abeja para almorzar.
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Evitar
dispararle a Mulder, a menos que sea absolutamente
necesario.
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Presentarme en
casa de Mulder y asegurarle que esta vez sí que hay té
helado en la bolsa.